miércoles, 29 de diciembre de 2010

Un día me enteré de que tú ya estabas antes de mi llegada, pero hemos crecido y cambiado juntos. Te he caminado, me has dado trabajo, te he visto convertirte en pocilga y en palacio, te vi ser rescatada de escombros, llorando ensangrentada, levantarte y seguir en marcha; te admiro luciendo tus galas en temporada, bailando veleidosa, en medio de ebrios temerarios con ánimo beligerante. Eres posada permanente de almas errantes, eres un mundo complejo, diverso y absurdo, todavía paraíso donde mueren y nacen ilusiones, eres también infierno de los inadaptados, pobres pecadores, transgresores de la norma. Tú prole se fue multiplicando sin control, reduciéndose el espacio entre tanta gente, con ruido ascendente, hacinamiento sin razonamiento, algunos colgados de tus faldas, otros arrancándolas, aquellos buscando protección, estos deseando mancillar tu esencia esperanza, caridad, prosperidad, dejarte, a ti sola, en la soledad del valle, hendir tus entrañas, contaminar tus aguas, cubrir tu original belleza con figuras casi perfectas de mármol blanco, abusar de tu pureza al punto de extinguirte. Habrá quien te defienda, armando alma y manos de violencia, clamando a los cielos la fuerza para resguardarte; habrá quien te robe, habrá quien te ofenda y mate la paz en las calles; habrá quien te de la espalda, te deje rota, hambrienta y enferma. Será ese tu destino o quizás explotes o te hundas para quitarte el mal que no pediste. Quisiera transformarte, quisiera dejarte, alejarme de ti sin voltear, llevarme de recuerdo el paisaje más bello, la imagen más pura que guardo de tu cuerpo contrahecho, de tus pasillos de cristal, de tus paseos arbolados, de tus polvorientos lagos intoxicados, del efervescente hormiguero matutino, de la jornada ininterrumpida que te mantiene con vida, sostén de todos los hogares que te habitan.
Regresaré a morirme en ti, porque de mi nacimiento no recuerdo nada y quiero que tú seas la última imagen poblando mi vista.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Hace frío, no río, tirito,
me ataca el prurito,
con afán de iniciar un desmán.
Tristeza, carestía y soledad
juntas van.
Sin ganancia real, trabajar,
a medias descansar;
anhelando completar los deseos,
el empeño de la rutina es reo.
Ensimismado en la fila no veo,
al alma domada perder su apogeo.
Jugar distraído, lograr el olvido,
dejar un momento, el necio pensamiento,
de protestar y ponerme violento.
De preferencia volver a la inocencia,
establecerme en la paciencia,
dotado de empírica conciencia,
renunciar a vivir con indiferencia,
estimando exactamente cada experiencia,
aprovecharlas en práctica y sapiencia.
Borrar el error,
vivir sin temor,
hay poco dolor,
al salir del sopor.
Me levanto y bajo mis pies
el mundo sigue rodando,
camino en sentido contrario,
una multitud de adversario,
¿quién anda al revés?

jueves, 23 de diciembre de 2010

Olvide olvidarte, dejarte sentada en esa banca del parque, caminar por las calles de nuestra vida juntos, sin recordarte. Despertarme a media noche y no sentirme perdido tratando de tocarte, levantarme a prisa para esperarte, prepararte el café caliente cada mañana, hacer continuas pausas en el camino para abrazarte e ilusionado con encontrarte después de la jornada, verte marcharte, mientras volteabas mandándome un beso que el viento siempre quería robarme. La canción de tus palabras, suena en los pasillos atestados de recuerdos abandonados, tus ademanes cuelgan en las paredes, ecos visuales de tu lejana presencia, Tú en todas partes.
Me acorde de que una vez en tu interior me había sentido y hoy esa sensación ya no la olvido. Mis manos aborrecían tu ropa, mientras nos envolvíamos en suspiros, reducíamos el espacio entre nuestros cuerpos estremeciéndonos en el silencio. Vives conmigo, en mí. Caminas alrededor, por dondequiera que volteo, en la figura de otras personas, en su risa, la charla, en la calma y la prisa de los compañeros de camino, te veo. No es necesario soñar para evocarte, atraerte, sentirte y tenerte presente hoy que estás ausente. Me acompañas mientras voy, al llegar y en el regreso. No te permito alejarte aunque tu recuerdo me deje desamparado. Te veo observarme, escuchas lo que de ti clamo en silencio, corro detrás del viento para alcanzarte, furtiva sombra.
Procuraré abandonarte en algún lugar, pero en mis pensamientos habré de conservarte.

domingo, 19 de diciembre de 2010

En un momento del que no existen pruebas, súbitamente algo nos unió, la fuerza del deseo nos llevo a un paréntesis de la eternidad, donde nos encontramos por primera ocasión. En la claridad de tus pupilas me pude mirar, mientras pendía como barro entre tus manos. Mas llegué a sentirme inmenso, a tu calor estrechado. Juntos, ahuyentando la oscura soledad de nuestros universos. Sentí tu corazón latir en mi pecho, me decías lo que pensaba yo, anticipándote a mis palabras. Flotábamos envueltos por la noche. Estuve en ti, un eterno instante, gozando la verdad de tu cariño. Aspiré el aroma inmaculado de tu desnudez, recorriendo la amplitud de tu regazo, nos recompenso el placer, renaciendo una y otra vez. Espontáneo surgimiento del entendimiento, mirando la quietud del tiempo, testigos fuera de este mundo nos vieron, apagaron luceros para no perturbar el silencioso movimiento, beso de dioses en el momento de nuestra pasión, creación de vida en el vacío, animada por el amor. Repentinamente siento frío, a la realidad despierta la tristeza, se origina el día más largo de mi vida, el mismo sol se levanta, no son tus ojos y yo tengo un vago recuerdo, en las manos rotas, en mi espíritu derrotado, del peso de tu ser. No estás, el tiempo se va. Fue pura invención de mi mente desesperada, sin intermedios, todo permanece en su lugar. Mis labios segregan hiel, añoran el sabor de la flor palpitante que atrapada en besos, se trocaba mariposa, revoloteando en la tibia humedad. No considero la muerte, tengo en mente volver a verte, nacer de tu aliento, hablarle de amor a tu boca, cuando vengas. Ejerzo el recuerdo y juego al prestidigitador con una parte muy sensible de mi cuerpo.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Yo amo la palabra.
Pan del alma.
No sólo la palabra amor.
Odio, también.
Se opone la palabra al horror del dolor.
Indudablemente me complico queriendo precisarlas.
Indefinibles emociones, habitan palabras ambiguas.


Perder palabras al tratar de atraparlas.
Amar las palabras, tener la calma para agarrarlas.
Pretender ver palabras en rostros de entrañas apagadas.
Me propongo entender los enseres que herede.


Amadas palabras, a veces amargas, parcas, jamás vanas.
Se meten en mentes rebeldes de seres vehementes.
Sólo los torvos no las abrazan, tontos, las apartan.
Viril, sin saña, infringir endebles leyes, armadas las almas, atadas a palabras, sacras, paganas.
Avasallarán las palabras a gentes de baja calaña, dementes herejes agachan la cara al ver pasar a la raza gallarda; ambos bandos harán honor a la palabra.
Gargantas amalgaman alabanzas, enternecen, aladas palabras les ven encenderse.
Elévense entes del éter, perseveren en el deber de crecer, per se.



Palabras de Silvio Rodríguez.

" El 15 de enero de 1970, todavía cerca de Lanzarote, a bordo del buque el "Océano", compuse primero "Palabras" y algo más tarde un exorcismo de la violencia llamado "El matador". Sólo nos faltaba recoger pescado del atunero "Alecrín", antes de poner proa a Cuba. Mi mejor amigo en el "Océano" era su contramaestre, Gregorio Ortega, alías "El Goyo", un hombre de muy buen corazón. Él fue el primero que escucho "Palabras", tributo a la sangre derramada y a los sueños postergados, nutrientes del hipotético día en que las guerras parecerán extrañas, a pesar de los fabricantes de promesas"


sábado, 11 de diciembre de 2010

Desorden, mente extraviada,
divagando en aislamiento.
Imágenes inexistentes,
de una vida intermitente.
Tiempo perdido vagando las horas,
encerrado.
Ocio, cuerpo desobediente,
voluntad incapaz.
Alternando entre el deseo
y la desidia.
Única constante:
la inconstancia, un día tal vez,
al otro probablemente no.
Coleccionando errores,
guareciéndome en temores,
montones de reproches,
en recuerdos acosadores.
Subir y llegar,
bajar sin desear regresar.
Estar impasible,
aunque imposible ser insensible.
Conceptos erróneos,
ideas descabelladas.
Soledad en medio de la solidaridad.
Sin perseverancia,
sumido en la vileza,
lleno de arrogancia,
carente de nobleza.
Eligiendo postración,
desechando comunicación,
generando aversión.
suprimiendo todo asomo de ilusión.
Aguardando hasta el hastío,
en un proceder negativo,
de nunca intentar,
sentirse perdido
y no buscar más.
Asusta arriesgar,
mejor esperar,
sin modificar.
Soñar,
tratando de provocar la chispa en mí.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Un poema de amor, con flores coloridas, dentro de un primoroso paisaje imaginado, el sol amarillo en plenitud, al cielo azul no le estorba ninguna nube, a la orilla del transparente lago una pareja camina desnuda, tomados de la mano, sobre la verde hierba empapada de rocío. El negro cabello de ella ondea al paso de la suave y fresca brisa, en sus pupilas color miel se pueden ver las cimas nevadas de una extensa cordillera que se pierde en lontananza, hasta confundirse sus reflejos argentados con las incandescentes cabezas de alfiler que tachonan la oscuridad sideral. Pero no permitas que tus ojos pierdan la perspectiva en dudosas esperanzas, mira bien quien camina junto a ella. Un poema de amor animado por los trazos de un pincel, cada color tiene vida propia, eternizada en tus fantasías. Aspiras el aroma de los colosales árboles que bordean el cristalino ojo de agua, te empapa la virtud de su pureza, arrebatado de pasión llegas al éxtasis en cada suspiro. Juventud y alegría se enlazan en una danza jubilosa; palpas la palpitación serena de este frenesí sensorial, trepando desde tus plantas se manifiesta la vida, eterna e incesante, colorida, fresca, benigna, nada más sabe nacer, reproducirse, crecer, volviéndose interminablemente plena. Colorida perfección, fragante armonía arroba tu respiración, inhalas la bondadosa alma vegetal; alucinaciones vitales se gestan en toda la extensión de la existencia, poderosamente se disemina la savia en infinitas formas, portentosas pero frágiles, acaparando tu asombro. Un poema de amor en el origen, un paraíso donde la noche no cae, mediodía sempiterno, ahí lo único que se siente correr es el viento. Ella y Tú, en medio de la naturaleza se sienten inmensos, solos en la pletórica eclosión de revelaciones fantásticas de vida, dentro del cuadro imperecedero, en un poema de amor.