miércoles, 16 de mayo de 2012


Aurora, nació con la mañana.
La estridencia del amanecer la recibió en el mundo.
Del agua al aire puro, en una Ciudad que apenas se vislumbraba.
Un grito y muerte, un llanto y vida.
Aurora a la soledad fue parida, huérfana en un planeta sobrepoblado, bastarda del destino, ciudadana sin apellidos.
Aurora despertó en la infancia, dentro de una casa sin alegría, delimitada por altos muros, sólo el cielo podía mirar y muchos ruidos de cosas desconocidas, le hacían sentir ganas de seguir viva.