… llegue cuando todo había comenzado ya, de hecho
nadie recuerda absolutamente nada del principio, se dicen varias cosas al
respecto, hay muchas contradicciones sobre lo que parece ser una sola
situación. Infinidad de cuerdas penden en el vacío, no se miran los extremos de
donde están sujetas, líneas invisibles en las que caminan o se cuelgan todo
aliento, cada ser y las esperanzas, pobladores de esto que llamamos vida. Lo
dicho, algunos avanzamos colgándonos, otros han dominado el paso firmemente y
andan sin miedo sobre la cuerda, incluso brincan de una a otra a placer; hay
quienes agarran varias cuerdas a la vez y las mecen con violencia, ya sea que
estén debajo o arriba de la suya, no importa, han aprendido a controlar con un
puñado de cuerdas, el vértigo de los demás. En ocasiones, alguien decide unir
su cuerda a la de otra persona y después se van sumando otras a esa unión, es
como un nudo que va recorriéndose a lo largo de días y noches, abarcando muchos
cambios de estaciones, eventos premeditados y naturales, pero en un momento
dado todas las cuerdas se vuelven a separar y quedan deshabitadas. Tristes se
miran las cuerdas de las que oscilan cabezas, cuerpos de títeres, almas en
pena, gente que no sueña aunque duerma, mas nunca duermen y tornan su vida en
patética tragedia, que los espectadores juzgan con indiferencia, rimbombantes e
insulsas farsas entretejiéndose por las cuerdas.
Algo pasa sus dedos sobre las cuerdas, caótica e indefinible esencia, tal vez no sea nada, pero suena…