viernes, 11 de marzo de 2011

Tengo que escribir…
¡Tengo que escribir!
¿Tengo que escribir?
¿Qué tengo que escribir?
Para escribir ¿qué tengo?
Escribir, ¿qué?
Escribir que tengo que escribir.
Es criminal recriminarme no tener que escribir.
Es crítico cruzar la crisis.
Escribir lo atrasado, trazando en letras lo que quiero escribir.
Escribir recordando lo pensado cuando pensaba en escribir.
Intentando a tientas entintar el papel desatinadamente.
Miserable orfebre, aferrado febrilmente sin fe.
Me encuentro trastabillando en un precipicio, me revuelvo y no observo final ni principio.
La desesperanza me desespera, me exaspera y espeta insultante, en espera de respuestas.
Ideas indefinidas, infinitamente idílicas, se infiltran pero son insípidas, incoherentes; me rehúso a hacer uso de ellas, ideas ingenuas, no hacen mella en mi ánimo; ambiguas imágenes mentales, genuinas y elementales, de origen influenciable, tan rudas como amables, de tranquilidad y fatales, insignificantes que quieren ser colosales, apreciadas en bruto parecen geniales; después de tanto considerarles se antojan triviales.
Recurrir, por libre albedrío, al vicio de adornar el vacío;
incurrir en escribir, jamás por hastío, intentando hacerlo mi propio oficio,
teniendo en efímeras, pero inefables, satisfacciones, el único beneficio.


Una rola de La Vela Puerca, una rola que me anima, me gusta mucho la parte hablada de esta rola ¡¡hay que rolar las buenas rolas y las buenas ideas!!