Es tu pureza tan seductora,
aviva la simiente de mi fantasía;
esparciré dentro de tus bordes,
intentos de simbolizar imágenes.
Un dardo indeciso pretende mancharte,
marcar en tu espacio al deslizarse,
con fervor siembra en tu mesura,
señas indelebles de mi terquedad.
Líneas rectas y curvas,
arman tramas inicuas,
paciente las aceptas,
aunque distingues su ansiedad.
Estrujo tu fino cuerpo con avidez,
evidenciando torpeza y arrogancia,
volcados a colmarte los sentidos,
errando en caminos ahogados.
El silencio es confusa respuesta,
a pesar de contar con tu atención,
se desvanecen abatidos los intentos.
Reincido en el propósito de colmarte,
rebosando idilio con tu fina blancura.
Insignificante es lo que te brindo,
anhelo verterme en ti, pero decaigo;
tú en mis manos, mas te pertenezco.