lunes, 5 de diciembre de 2011


¿De dónde viene la brisa
que pasa aprisa?
Parece discreta risa,
de lejos llega, no avisa.
Y el mar,
un recuerdo fresco.
La arena,
olor de sal.
En la mañana
húmeda y fría,
el sol irrumpiendo
despacio, a cada paso
alarga sus cálidos brazos.
La brisa comienza
a sisear, guarda su canto
en una concha marina;
voz de agua y sal,
notas del viento,
por el impulso del mundo
viajan, a invisible velocidad.
No mueren jamás,
como las olas,
como las horas,
van y van.
Si se frenara el mundo,
la brisa callaría,
las olas cesarían,
pero las horas
mudas y sordas,
su cuenta seguirían;
el movimiento
aviva el tiempo,
que mira
sin aspavientos,
a todos pasar.
Envuelto por la brisa,
bajo el sol,
a la orilla del mar,
sólo se me antoja
contemplar.