martes, 27 de diciembre de 2011


Con el estigma de ser diferente,
todo llega a parecer decadente,
más un plan inicia en tu cabeza,
de tu cuerpo anulas la pereza,
ante los hechos te ves impotente,
y a ojos ajenos, poco inteligente.
Tan fácil es decirte criminal,
aunque no pases de lo oral.
Deseas concretar la utopía
y dicen que invocas anarquía;
en medio de velada monarquía,
muchos declaran democracia,
¡vaya que la farsa tiene gracia!
En sus manos tuercen la justicia,
piensan en tu cuello con malicia;
a sus viles órdenes esta la milicia,
es un juego de bajeza y estulticia.
A pesar de que huyas de su vista,
de por vida estarás en su lista;
prefieren obligarte a partir,
evitando se te llame mártir.
Quizá si gozarás la opulencia,
padecerías la misma indolencia;
pero es la infinita carencia,
lo que aviva tu consciencia.
Irredento enemigo del sistema,
esos pocos te nombran anatema.
Con valor asientas tus reales,
en la égida de valores inmortales.
Loco solitario, inadaptado,
ansían por verte colgado,
hacer de tu nombre vituperio,
tirarte con dolo al cementerio
o por lo menos olvidado.
Silente te llegará la muerte,
si tienes suerte, disidente.