martes, 18 de enero de 2011

Soñé estar flotando en la perpetua nada, sólo era una alma extraviada, no recuerdo cómo es que miraba, sentía mi peso mecerse suavemente, en medio de algo quizás posado estaba, no puedo precisarlo, todo se hallaba en calma; una escisión imperceptible en la oscuridad absoluta dio paso a un pensamiento y de pronto el cero se puso en marcha.
Inmensa negrura, en dos se quebró, el día con la noche su danza inició.
Tierra y agua, abismo y montaña dándose distancia; una fantasía naciendo a la abundancia.
Seres increíbles la tierra poblaron, mi esencia amorfa en infinitas posibilidades se regocijó.
Millones de formas, vida recién creada. Nada malo en derredor.
Vi generarse el incomprensible proyecto de un creador, la existencia se expandió a su alrededor, producto espontáneo de una inagotable imaginación.
Único espectador del origen, sin derecho de elección, atónito ante el máximo pensador.
Aunque todo eso me hubiese heredado, seguramente sin motivo, también le habría rechazado.
De mi sueño desperté, humano, limitado, de dudas atiborrado, pero continúo extasiado, contradiciendo mis objeciones, buscando conclusiones, perpetuando ilusiones, soñando que vivo.


UNA GRAN ROLA DE EL GRAN SILENCIO.
¡¡PHERROOOOOOOOS!!