viernes, 2 de marzo de 2012


Otro día más,
usaremos el mismo disfraz.
Si el mundo hacia un sólo lado
no deja de girar.
En los labios se posa la mentira
y entre las manos la ira.
Tolerancia fingida,
paciencia mal disimulada.
Aislados.
Lágrimas que rompen dentro,
tragando gritos y
en locura perpetua estamos.
Sin mirar el calendario,
ni respetar algún horario,
morimos a diario.
Mas los pies aún se mueven
igual que la inquieta mente;
no vale la pena
llorarle al futuro,
aunque la cabeza duele y
el corazón su ritmo pierde.
Con el miedo de costumbre,
entre cuentas alegres y
tristes realidades,
las mismas palabras
se dicen, se cantan,
se piensan, se callan.
Otro bocado de rutina,
lavarse las manos,
ante la incertidumbre
que se avecina.
¡Buenos días amigo,
sé que estás aquí
para evitar mi caída al vacío
y para arrojarte conmigo!