domingo, 28 de febrero de 2010

Voy a morirme, como gota de agua en el desierto, palabra callada, recuerdo incierto, caricia rechazada. Desapareceré, igual que un ideal olvidado, sueño nonato, deseo apagado, abstenido intento. Mis santos, están desnudos, hambrientos, arrodillados. ¡Llanto aprovecha la tristeza y viértete! Me lamento ahora por mi muerte, imposible hacerlo posteriormente. Lo arrostro terrenalmente. Muera primero el dolor, a continuación yo; los últimos segundos, libre del rencor, no siento más temor. Me he perdonado.