lunes, 19 de julio de 2010

Muchos pensamientos,
nada que decir,
en balde me atormento
al intentar discurrir.
¿Si no me afano,
de qué me ufano?
No encuentro calma,
tras larga noche,
grita mi alma,
un rudo reproche.
Atento en silencio,
sensible al murmullo,
presto lo agencio,
vuelto reo suyo.
En impávida víspera,
el juicio perdí,
con desasosiego,
insomne seguí.
¿Estaré para reanudar,
o me quede por esperar?
Captar la oportunidad,
luciendo pericia;
trocarla banalidad,
vulgar estulticia,
mortal ambigüedad.
La razón pobre,
del alma libre,
concédete hombre,
el descanso cobre.