viernes, 30 de septiembre de 2011


Me doy cuenta claramente,
tu boca ya no sacia mi deseo.
Es molesto sentirte,
rondando mis pensamientos.
Tu cuerpo es peso muerto.
Ansiosas caricias, pero frías.
Ya no eres sol durante el día.
En un momento de ira,
se gestó la mentira.
Esclavos de la rutina,
siempre apurados,
sin coincidencias,
ninguna feliz palabra,
que disfrace la apatía.
Permitimos a la costumbre,
hacernos muy pobres;
brazos cruzados,
mal encarados,
comida fría,
frases cínicas,
noches solitarias
y pocas,
tan pocas veces,
risas compartidas.
Parece que perece
y no lo merece,
sin embargo decrece,
la razón desobedece,
lo pagaremos con creces,
la culpa nos acontece,
pero nadie ofrece
y esto nos entristece,
pocas, tan pocas veces.