lunes, 28 de febrero de 2011

Una sola palabra, hallada en la soledad de tu alma.
Una semilla que por si sola germina.
Un pensamiento toca puerto,
después de andar a la deriva.
Una chispa en la pólvora mojada,
un tizón en las cenizas.
La escarcha rezagada del deshielo,
la primera mariposa del incipiente verano.
El primer llanto, el último suspiro,
un pretexto nimio para sentarse a charlar,
hablar, sin pensar dejas salir las palabras.
Soliloquios mentales que dan escape,
fugarte fantaseando,
imaginar y sentir paz,
por unos momentos todo se va
y tú te vas con todo,
a ningún lugar,
donde todo cabe.
Pero te ahoga la comodidad
y vuelves a huir,
en busca de otra palabra,
novísimo secreto de la sabiduría,
magia para acercar la lejanía,
darle a la noche cesantía,
capturar al sol y prolongar un día,
andar más rápido que el tiempo,
convertido en luz violar la oscuridad,
en silencio volver a la orfandad,
sin nacimiento ni muerte,
no saber nada.
Pero, taimado viajero,
has guardado un recuerdo,
una melancólica tonada,
olor inolvidable de la infancia,
mapa roto de un laberinto,
que te retorna a la ignorancia,
a reintentar sin arrogancia,
mientras dioses y demonios,
discuten tu paradero,
simplemente vas de nuevo,
a inventar otro derrotero,
a ser extranjero en el universo.
Imaginándote.


No esperaba encontrarme estas fantásticas imágenes cuando estaba buscando esta canción de Silvio. Disfrútenlas.

viernes, 18 de febrero de 2011

Siento el peso de tu tibio cuerpo calentando el mío, tu lengua paseando entre el pecho y el cuello, tu boca atrapando mis labios en húmedo beso. Creo que sueño, pues sólo es aire lo que toca mi cuerpo, sudor de ansiedad y recuerdos lacrimosos la piel van cubriendo. Por eso aborrezco estar despierto, porque otra vez te pierdo. Entonces decido mantenerme dormido, admirar la cascada negra de tu cabello esparcida en mi lecho, arriesgarme a perder la templanza deleitándome en tus senos, extraviar mis dedos en la floresta de tu monte de Venus, mezclar mi saliva con el gusto salado de tu mar interno, rendir tu deseosa voluntad a la avaricia de mis manos, acoplarme contigo, lentamente, como manecillas marcando una hora perdida en la eternidad. Al momento en que moríamos juntos, desperté de nuevo. Un aroma perdurable, una palabra en el viento, un rostro en el reflejo, la semiinconsciencia no me deja esclarecer mis pensamientos, las sensaciones se vuelven tan vívidas, revuelvo las sabanas creyendo que te poseo y quisiera eternizar la alucinación para no ver otra vez al sol iluminando mi habitación en lugar de tu presencia.    

viernes, 4 de febrero de 2011

Oscuridad,
soledad,
la noche va dejando la ciudad,
se despide con frialdad,
un día menos de mocedad,
otro para enfrentar la realidad,
con emociones sin edad.
Encadenado,
aburrido,
a la rutina vuelvo urgido,
mientras estoy distraído,
descanso no pido;
el ocio,
del necio,
mal negocio.
Y de nuevo iré a luchar,
sin saber aprovechar,
negándome a escuchar.
Vacío,
hastío,
un recuerdo tardío,
me dice que nada es mío,
con amargura me rio,
a la prudencia desafío,
mas una inocente sonrisa,
que su llegada no avisa,
me guía bondadosa sin prisa.
El presente me tiene inerme,
en el pasado no quiero verme,
hacia el futuro intento moverme.
El instinto también se equivoca,
buscando ansioso se desboca.
Somnoliento,
hambriento,
reincido en el vano intento,
de sentir un deseo despierto.




miércoles, 2 de febrero de 2011

Cuando no ando en busca de elementos, en medio del camino, simplemente los encuentro, en algún momento son tan prolíferos que con ellos me tropiezo, pero los malgasto, los desdeño, más tarde los echo de menos; luego escasean por largo tiempo, entre sueños creo verlos, huyen mientras estoy despierto.
Mis ojos descomponen la vista en trastornadas visiones, cansados de ser obligados a capturar lo invisible. Quien dicta ha callado, le pedí algunas palabras, una sencilla idea, pero enmudeció y no tengo habilidad para interpretar sus señas, ha dejado mi mano inmóvil y a la imaginación estéril; le fastidió la ceguera mía, nunca logré leer en mi mente lo evidente, se cansó de mi sordera, no alcancé a escuchar lo que a gritos me decía. Se deshoja la frustración. Sigo esperando la lluvia, la luna llena, una voz en el cielo ó experimentar un déjà vu.
Hoy no vino, entonces sigo mi camino; dondequiera que yo vaya, dará conmigo.
No hace citas, ni acepta invitación, pero cuando llegue tendrá recepción.
No hay poesía en las horas de labor, a menos que seas espectador.
Estaba intentando escribir, mas no me llegó ni una insinuación, entonces me dejé llevar por la obstinación.
Ideas apareándose con palabras, endebles en tinta indeleble, intactas, no se retractan, se autorretratan, se reproducen en blancas horas hechas bolas. No afirmo sea poesía, sin duda es el recuento de mis utopías.
Si el grafito se borra, anula la cordura; la tinta mancha y cubre a la intuición insegura, porque de un momento a otro lo que consideraba genial se torna banal.

Otra mañana despertaré, ningún recuerdo del poema soñado, ni la certeza de saber lo que quiso decir.