domingo, 17 de abril de 2011

Todo se volvió palabras.
Las cosas, los sentimientos, los sueños, los pensamientos, los deseos prohibidos, los pecados, las mentiras, los problemas, las frustraciones, la sabiduría, la ignorancia, las necesidades, todos los actos buenos y malos, las sensaciones, hasta lo que no se ve, lo más temido, suposiciones, creencias, leyendas, esperanzas. No existe nada en nuestro mundo que se libre de una palabra para poder ser nombrado; si existe algo inexistente y aún no es palabra, es que todavía no ha sido descubierto, ninguno lo conoce, nadie lo ha pensado ni imaginado. Hasta la palabra nada tiene significado.
P-a-l-a-b-r-a, formada letra a letra, como gotas de agua, contenidas en nube ligera, bajan sutilmente, como rocío refrescante llenando un vaso, amena plática. Se apalabra el pensamiento, se gesta, se manifiesta en obras, diversas formas, sonidos; finalmente llega a ser palabra.
Preciosas palabras, jamás innecesarias, siempre precisas, dando forma a las ideas, caen de la boca como tormenta imprevista. El dialogo monótono e interminable del silencio es interrumpido por una andanada sistemática de palabras.
Razonamientos y acciones, por medio de palabras se representan, letra tras letra, espacios, símbolos manifestando ideas. Lluvia intermitente, charla interrumpida, texto fragmentario. Necesidad que no se sacia con unas pocas.
Palabras acariciantes que se tornan agresivas. Palabras finas en boca soez.
Inesperadamente brotan, impotente para acallarlas me encuentran indefenso, cohíben, dan miedo; amargan la saliva, me perturban, escupo blasfemias, revelando mis sombríos sentimientos, rebelándome a mis principios. De entre los frágiles muros de mi impaciencia, se desbordan intempestivas, hirientes, gritos, amenazas, entre el coraje se vislumbra la violencia.
Turbias de mentiras, secan la garganta, insípidas al decirlas sin razón. Sedientas de expresión, se precipitan desordenadas. Me hacen correr buscando resguardo, mas de ellas esta colmado el continente. Pero no lastiman las palabras, es la intención del emisor y la interpretación del receptor. Palabras sin pies ni cabeza, sin motivo aparente empiezan, se perdió el principio y finalmente terminaran, inevitablemente. Un sol inhumano a de secarlas, ausencia de ideas, sequía, carencia de palabras; se acabarán, moriré de sed calladamente.

jueves, 14 de abril de 2011

Le tuvo fe a la noche, varias noches.
Despreció al día ¡cuántos desperdiciados días!
En sus ojos los resabios del desvelo, su cuerpo estragado por el necio esfuerzo innecesario.
Duerme al calor del sol, arrullado por los trinos bulliciosos de las aves y sueña que es un árbol, viviendo a gusto a la intemperie. Materia etérea le otorga la calma que anhela, mientras sueña la miseria se vuelve esplendor, desconoce el dolor, sobrepasando el temor, sumido en la natural inconsciencia, se prepara para surcar otra noche, renovado el valor.
Despierta cuando el ocaso se presenta, se suma a las filas de las sombras silenciosas, en la fresca madrugada por calladas veredas vela, siguiendo el rastro de otras oscuras ánimas, prófugas de la luz, que no buscan ni esperan amaneceres mientras pierden la cuenta de los malgastados ayeres.
Pero no se duelen de lo perdido, se regocijan brevemente con lo ganado, pues no pueden recoger la misma agua que han tirado y saben que el tiempo no va a reclamarles desde el pasado.
Vuelven a las tumbas abiertas, las sombras somnolientas, observando atentas al día venir.
El fragor de las horas matutinas, colmadas de rutinas, son ignoradas por las sombras que reposan, ligadas sus sensaciones con el crepúsculo; dejarán el encuentro con Morfeo para volver a vivir, juntos o dispersos, los nobles y los perversos, taciturnos pero sin reproches, rindiendo culto a la noche, a troche y moche o bajo la más rigurosa disciplina; solitarias y cerradas las iglesias, abiertas de par en par las cantinas, la lujuria paseando en las esquinas, se desnuda tras cortinas; la noche a todos sus inadaptados adeptos, de su locura los contamina.
¡Qué sola se siente la sombra!
Cansada, planea otra mudanza, pero ¿a dónde ha de ir sin fe ni esperanza?

martes, 12 de abril de 2011

Todo se volvió palabras.
Las cosas, los sentimientos, los sueños, los pensamientos, los deseos prohibidos, los pecados, las mentiras, los problemas, las frustraciones, la sabiduría, la ignorancia, las necesidades, todos los actos buenos y malos, las sensaciones, hasta lo que no se ve, lo más temido, suposiciones, creencias, leyendas, esperanzas.
Algunas veces he prescindido del uso de las palabras. Por ejemplo en mi trabajo…
Aquella fría pero despejada noche de invierno, en la que las rutilantes luces del cielo titilaban como en una competencia, tratando de lucir unas más que otras, me encontraba circulando por la zona sur-oriente de la Ciudad, en medio de un tránsito inusual para esas altas horas del día, cuando veo una mano levantarse para “hacer la parada”; como sucede en todos los casos, nunca sabes lo que te va a tocar en suerte, solamente esperas que haya gente en las calles necesitando hacer uso de un Taxi.
Eran tres personas sordomudas, a base de señas me fueron indicando el camino para llevarlos, sanos y salvos, a su hogar; en sus caras se notaba la preocupación, era de noche, una Señora –sentada en el asiento del copiloto- fue quien tomó el control de la situación, ya que hubo unos momentos en que los tres se manoteaban tratando de guiarme; la Señora me señalaba con firmeza la dirección que debía tomar, me miraba de reojo, quizás tenía en mente alguna mala experiencia anterior; desde el asiento trasero un Señor y una adolescente constantemente le tocaban el hombro, como queriendo hacerle alguna corrección, pero la Señora sólo hacia un ademán parecido al que utilizamos al espantar moscas, se ponía el dedo índice en la boca y con un sonoro ruido los aquietaba, esto me causaba un poco de risa, la señora se dio cuenta y también se reía, haciendo un gesto de condescendencia hacia sus acompañantes, quienes manifestaban demasiada inquietud; yo me mostré muy seguro durante el trayecto, sin hacer movimientos "sospechosos", para no angustiarlos más. Sin ningún tipo de sobresalto llegamos al lugar, luego de un viajecito de más de treinta minutos, era sábado casi a la medianoche, obras abiertas, dos accidentes, calles cerradas por fiestas, una típica noche de fin de semana en la Ciudad. Después de un ademán para indicarme la última vuelta a la derecha y de señalar con el índice hacia abajo (con mucha autoridad) para marcarme el alto, paramos en una de esas colonias populares donde hay venta de comida hasta bien entrada la noche y mucha gente paseando tranquilamente; se bajaron del Taxi, el Señor me pagó, la Señora me agradecía con elocuentes gestos y una sonrisa de agradecimiento, la adolescente seguía con la misma cara de enfado desde que abordo el Taxi; además de obsequiarme una generosa propina, quede muy satisfecho al ver reflejada en los rostros de la pareja la calma por haber llegado a su domicilio sin contratiempos ni algún tipo de abuso por parte de su servidor. Por último, el Señor hizo con su mano derecha la señal con el pulgar hacia arriba y también una sonrisa de gratitud en su cara.
Esta ha sido la ocasión, en poco más de dos años que llevo trabajando de chafirete ruletero, en que realmente he sentido la satisfacción del deber cumplido, sin que hubiera palabras de por medio para entenderme con los pasajeros.
Ahora recuerdo a otro joven sordomudo que inmediatamente al subir al Taxi comenzó a hacer ademanes para indicarme el camino, el problema esa vez fue que él se sentó en el asiento trasero y eso me dificultaba seguir sus indicaciones y al mismo tiempo manejar; afortunadamente fue un recorrido corto, no tuvimos mayores complicaciones para entendernos y al pagarme el servicio también me regalo unos pesos más de lo que marcó el taxímetro. Considero que en ambos casos fui yo quien no les causo dificultades a los pasajeros.
Y pues la enseñanza que he sacado de estas experiencias, es que debo buscarme puros clientes sordomudos, ya que dejan buenas propinas.
Palabras más, palabras menos.

lunes, 11 de abril de 2011

Me siento ajeno
sin tiempo ameno.
Con malsana apatía
pierdo otro día.
No hallo inspiración
que cause emoción.
Trato de aislarme,
no puedo fugarme.
Horas sin acción,
practico la dilación.
Mientras escribo,
colgado del estribo,
evadiendo el precipicio,
desdeño todo indicio,
malogro cada intento,
desprecio el tiempo,
evitando el momento,
de mostrarme dispuesto.
Buscando unas alas,
escucho las balas,
gritos rompen,
voces corren,
vidas caen,
almas arden,
cada año,
crece el daño,
soy testigo,
no investigo,
prefiero el mutismo,
vuelvo al ostracismo.
Constato con tristeza,
odio es pobreza,
soberbia es vileza,
perdida la nobleza.
Vivir del rumor,
con indigno humor,
torcido el amor,
podría ser peor.
No cuesta trabajo
caer más bajo.

domingo, 3 de abril de 2011

Amor, iré a morir. ¿De amor moriré? Si mueres por amor, no amas a morir. Mejor iré a amar, antes de la inminente muerte. A la mar de amor he ido, armada el alma de amores. Donde mores alma, ama. ¿Dónde moras alma enamorada? More en ti el amor mientras vivas. Amada alma mía, alas da el amor. Alada amada ¿dónde andas? No amordaces al amor, ni seas mordaz al amar. Arde haciendo alarde de amor, no tardes en darte al arte de amar, completo, no en partes. Descansa las ansias, apacienta la paciencia, instruye la inteligencia con diligencia. Demora a la muerte amando, ya sabes que perecer es tu sino, ¡oh, mortecino destino!, sin embargo persiste en amar. Buena o mala suerte, pero si la muerte será tu final, muere amando, mas no mueras de amor. Mereces amor perenne y veraz; ama y sabrás que aún si desapareces, el amor no fallece. Aunque amoroso, irás del gozo al pozo, entonces deja la pereza y ve con entereza a través de la zozobra, aprecia tus obras, mira que no sobran si rebozan de amor. Sed de amor sin saciedad, satisfacer al amar; no andes por las ramas, tu trama que sea sin drama si tratas de amar. Me lo digo, no hay cinismo, sin eufemismos, que no es lo mismo practicar el onanismo que aprender a amarse uno mismo y en el mutismo, disimulo, emulando al amor. ¿Has ido solo, a tu sino, asido y atado a ti mismo? No lo llames egoísmo.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Botella de mar, llevando un mensaje que nadie leerá.
Extraviada en océanos de melancolía.
Perdió su esencia después de tanto tiempo flotando a la deriva, esencia que avivaba pasajeras alegrías, esencia que hacía más llevadera la soledad de los desolados días.
Su cuerpo tan transparente en el agua se mimetiza, prisionera de las corrientes, que no le conceden la playa alcanzar.
Botella que no se quiebra ni en la inconmovible roca de la desilusión.
La hoja dentro del sólido envase, parece el cadáver de una paloma, esperanza muerta, secreto oculto en siempre y nunca, reo del silencio.
Quizás una declaración amorosa de alguien que falleció al intentar cruzar el mar.
Esperando respuesta, en sus ojos se instaló un azul cristalino, registrando incontables ocasos, en sus pupilas dormía la noche, su cuerpo se impregno de la sal del mar y la que de sus ojos solía brotar.
Quiso seguir el camino trazado en las aguas por la luna, sería tristeza, sería demencia o tal vez creyó ver al ser amado del otro lado de la anchura y se lanzó a desafiar las mareas, siendo su tumba el fondo de la inmensidad.
Alma liberada buscando la carta que escribió, recado acallado por vueltas sin fin, tinta muda sin lector, letras en el limbo que jamás avivaron un amor, la voz de un alma en el papel, zozobrando dentro de una botella, arrastradas por vientos que las separan, palabras sin alma, alma sin palabras, náufragas en el piélago insondable de la eternidad.

domingo, 27 de marzo de 2011

Seis de la tarde, se ha nublado el firmamento, recorro las veredas de cemento. Las nubes comienzan a exprimirse ruidosamente, los transeúntes buscan refugio apresuradamente, luces intermitentes en el cielo esparcen nutridas ráfagas de líquido polvoso, admiro la ciudad empapándose debajo del concierto, sorprendido por el estruendo me detengo. De los árboles escurren finas gotas que amplifican el ruido de la lluvia, los pájaros han callado, se hallan escondidos entre las ramas cargadas de agua, los perros se refugian en angostos umbrales, me parecen tristes sus mojados semblantes; camino parsimoniosamente bajo el copioso aguacero, tiro el cigarro que había encendido antes de la inesperada tormenta, poco a poco las calles han quedado desiertas. Baje de mi Taxi al advertir la lluvia, hace varios días que no me tomaba unos minutos para caminar, circulaba cerca de un parque y al ver al ocaso ennegrecerse decidir dar un paseo; el cambio de temperatura me toma por sorpresa pero lo ignoro cuando comienzo a andar entre los caminitos simétricos del arbolado lugar. Aspiro profundamente el olor de la tierra mojada, el aroma intenso de los eucaliptos, el alma de algunas cosas ha salido a danzar en el ambiente mientras el espectáculo de luz y sonido del cielo continúa, de repente parece que mengua, pero intempestivamente arremete con redoblada intensidad, sobresaltando momentáneamente mi improvisada calma; rio al sentirme sorprendido por el colosal tronido, rio al escuchar mis pies chapoteando en los charcos, rio al sentirlos empapados hundiéndose en el lodo, rio al ver correr a algunos desprevenidos buscando un techo para evitar mojarse, rio al pensar que puedo enfermarme, rio como quien nada debe y en lo poco que posee tiene todo, rio como un enfermo de demencia, gozando con verdadera paciencia los proyectiles acuosos que se precipitan sin clemencia. No sé quién o qué determina la duración de la lluvia, así como empezó, de pronto finaliza, las nubes son acarreadas por el viento, se vaciarán en otros lugares, el pedazo de cielo encima de la ciudad se descubre, la perla del firmamento luce un aura peculiar, la admiro embelesado al continuar mi caminata. El tránsito se reanuda, los pájaros se despiden bulliciosamente, los perros corren y se sacuden, las almas regresan a las cosas, otros ruidos se hacen presentes, rumores de transeúntes. Me sacudo como los perros, canto en los caminitos solitarios, como los pájaros, el viento de mis prisas me arrastra como a las nubes; regreso al tránsito.

miércoles, 23 de marzo de 2011

No hare hombres con el barro, pero tampoco lavare mis manos. Después de abarcar, con lo poco que tenga en mi puño apretado, trataré de hacer más de lo posible. No surcaré a pie ningún mar, ni mentiré sobre haber pisado otros planetas, diré honestamente que tropecé intentando aprender a caminar. No obstante abusaré de la imaginación, procurando distraer los sentimientos, trastocando la verdad general, fundando, para mí, efímeras realidades, aunque sean incomprobables, seré  dios de un mundo desolado, reinando entre ruinas de fantasías olvidadas, ideas nonatas que claman ver la luz; repartiré mi tiempo entre el paraíso, el sheol, el limbo y el infierno, caminaré por algunos lugares, haciéndole compañía al eterno errante, no pediré reposo si se me permite ser rayo de sol en las mañanas, viento en las tardes y sombra por la noches; me embriagaré en los jolgorios primaverales, practicaré concienzudamente el ocio durante el invierno y sentiré el placer del vuelo, desde mi corta estatura, sin dejar de tocar el suelo. Seguiré buscando a la mujer de indefinido rostro, que entre sueños veo, al niño que nunca crece, al viejo que año tras año burla a la muerte. Me perderé en un mar sin puntos cardinales, donde no se registra el avance en atrás o en adelante, navegando sin dejar rastro, teniendo el sol y la luna de referentes, todo aquello por lo que me afane resultará intrascendente, sin embargo es necesario para sentirme fuerte, aunque el más fuerte sucumbe ante la muerte, donde la nada es todo lo que existe, pero si nada existe en la muerte, no importa morir, sólo sentir, mientras los sentidos están vivos. Escaso es el sentido de pertenencia durante la lucha por la supervivencia. Creo que lo tengo todo, me lo repito esforzándome al tratar de salir del lodo. Seré algo más que humano, mientras surgen palabras de mis limitadas manos.

lunes, 21 de marzo de 2011

No quiero volver a sentir tu lengua paseando en mi pecho,
no quiero que estemos una noche más en el mismo lecho,
no quiero oír tus ruegos y luego que me acuses de cohecho,
no quiero mirarte con indiferencia ni sentir despecho,
no quiero compartir la vida contigo bajo el mismo techo,
necesitamos dejar esta relación que no tiene provecho,
omitir los reproches, disculpar lo que estuvo mal hecho.
Honestamente perdonar,
sencillamente olvidar,
individualmente recapitular,
solitariamente reanudar,
íntimamente sanar,
alejándonos continuar,
olvidándonos recordar.
No se puede disfrutar con desidia la pasión,
el fastidio no cohabita con la satisfacción,
ni vive la risa en momentos de aflicción.

sábado, 19 de marzo de 2011

Surcando los espacios mentales y auditivos, el dirigible inunda con su estruendo todos los confines imaginables. Cuatro tripulantes vadean el caos con pericia, adquirida en las horas incontables de vuelo; no se sabe con certeza quién es el capitán, aunque uno de ellos es la voz que dirige la travesía. Entre tambores desenfrenados, que repercuten en lo más recóndito de las conciencias, cuatro cuerdas de sonidos profundos, sin monotonía, mantienen el desplazamiento accidentado del dirigible mientras parece ir directo al infierno o al remontar el vacío, carente de destino o ruta fija, pero en todos los trayectos una guitarra ecléctica domina los vastos recovecos del futuro, dando bandazos sorprendentes cambia de rumbo, sorprendiendo a sus mismos compañeros, que tienen capacidad ilimitada de improvisación y responden de inmediato a los sorpresivos nodos ejecutados por el francotirador de la lira eléctrica; el trance en el viaje es permanente, una voz hipnótica se deja escuchar, haciendo muy denso el ambiente, esas cuerdas vocales emiten tonos que son capaces de derretir el más pesado de los metales en los insondables y melancólicos manglares del blues más desesperanzado. Alaridos demenciales nacidos en el subconsciente, elevando odas al amor más perverso, confusos textos, reverberan incontrolablemente en psiques cautivadas por el conjunto inverosímil de sonidos; la voz se confunde entreverándose con las notas musicales, la guitarra canta, la voz toca.
Page, Plant, Jones, Bonham, a bordo del Zeppelin, intemporales, inolvidables. Caballeros de un imperio sin territorio, sus cuerpos y facultades irremediablemente se avejentan, mas su obra no pierde vigencia, las atmósferas por ellos descubiertas son bosques etéreos, a los que numerosos fieles devotos, acuden incesantemente.
Bonham fue sustraído de la tripulación, la muerte vomitó sobre el su instante oscuro y eterno, sus embates agresivos, pero rítmicos, no se oyen más en vivo, no obstante se repiten interminablemente en cualquier parte donde se escucha al dirigible yendo en picada, ardiendo en llamas, pero que jamás caerá.

martes, 15 de marzo de 2011

Dos filos forjados al mismo temple no se mellan.
Al separarse la luz de la oscuridad, nacieron todos los opuestos, parejas indivisibles que no pueden sobrevivir sin contraparte. No existe sol inagotable, tampoco noche perpetua. Algunos elementos son concebidos para dañar, a otros se les encomienda reparar. Todo se compensa en las situaciones, relaciones y emociones, es decisión particular habituarse a alguno de los extremos del binomio. Navegar plácidamente a ciegas, sin guía ni meta o tropezar continuamente, desorientado en senda iluminada. Pasar de exaltada alegría a desgarradora tristeza. Acumular bienes mundanos, acogidos por un espíritu empobrecido, enajenarse con fútiles artilugios, siendo incapaz de maravillarse observando insectos. Soberbia violenta humilla a la inocencia, se envilece a la pureza. También las estrellas, por su lejanía, se antojan insignificantes. Grandiosas obras colectivas, corrompidas por individualismos egocéntricos perversos, al mando de hordas deleznables, maleables e ignorantes. Aún en la más titánica montaña existen grietas. Los matices amplían la frontera, la noche no hiere a la luz al apagarse el día, ni esta lacera las tinieblas en cada nuevo amanecer; aunque como tema de leyenda, es una gran idea.

Un árbol se deshoja, reverdece, se robustece, sus anillos se multiplican, durante extensas eras provee, esparciendo vida a su alrededor; ni los más violentos temporales logran derribar al incólume titán, resiste los embates de los elementos, haciéndose más fuerte gracias a ellos; como un iceberg, su grandeza se mide desde la entraña misma que lo acoge, en el inicio de su ciclo vital, siendo apenas un débil brote, pasando por la consolidación de su cuerpo, afianzándose, irguiéndose lentamente, desafiante, hasta ser una colosal muralla natural, alargando su existencia dentro de ese concepto llamado tiempo.

Una hembra quelonio surca los mares de ida y vuelta, su carga genética le señala la ruta a seguir, para cumplir los ciclos inalterables desde el principio de su vida. En extensas playas, antes vírgenes, desova con dolor el producto de donde saldrá su numerosa prole, reanudando el intento interminable por la supervivencia; centenaria costumbre aprehendida en algún incierto comienzo, ir y venir, adaptándose impertérrita a los cambios bruscos y sutiles, sorteando entre depredadores de mar y tierra, numerosas etapas se graban en su armadura majestuosa, detalles asombrosos animados en una forma prodigiosa, acompañando el ritmo incansable de las vueltas del planeta.

Admirando los peculiares ritos de las fabulosas especies que pueblan esta Tierra, contando a la diminuta mantis, despiadada pero benéfica, pasando por el incomprensible tránsito del salmón, hasta encontrar ballenas pariendo dentro del mar. Millones de vidas relacionadas, con sus labores bien definidas, cumpliendo sus períodos, naciendo y muriendo, equilibrando, sobrellevando dolorosamente la necia intervención del ser humano, sin sentido. Vida contenida en un gigantesco ser vivo que se estremece continuamente, escupe sus entrañas violentamente, se contrae, cambiando su fisonomía lentamente.
Pero pienso que si el camino tuviera conciencia, sentiría la impotencia de no poder andar. Y si a una manecilla le concedieran libertad, trastornaría la falacia de medir el tiempo, aún encerrada en un sinfín de costumbres inexactas.

Sólo el vacío que nos contiene es absoluto.

viernes, 11 de marzo de 2011

Tengo que escribir…
¡Tengo que escribir!
¿Tengo que escribir?
¿Qué tengo que escribir?
Para escribir ¿qué tengo?
Escribir, ¿qué?
Escribir que tengo que escribir.
Es criminal recriminarme no tener que escribir.
Es crítico cruzar la crisis.
Escribir lo atrasado, trazando en letras lo que quiero escribir.
Escribir recordando lo pensado cuando pensaba en escribir.
Intentando a tientas entintar el papel desatinadamente.
Miserable orfebre, aferrado febrilmente sin fe.
Me encuentro trastabillando en un precipicio, me revuelvo y no observo final ni principio.
La desesperanza me desespera, me exaspera y espeta insultante, en espera de respuestas.
Ideas indefinidas, infinitamente idílicas, se infiltran pero son insípidas, incoherentes; me rehúso a hacer uso de ellas, ideas ingenuas, no hacen mella en mi ánimo; ambiguas imágenes mentales, genuinas y elementales, de origen influenciable, tan rudas como amables, de tranquilidad y fatales, insignificantes que quieren ser colosales, apreciadas en bruto parecen geniales; después de tanto considerarles se antojan triviales.
Recurrir, por libre albedrío, al vicio de adornar el vacío;
incurrir en escribir, jamás por hastío, intentando hacerlo mi propio oficio,
teniendo en efímeras, pero inefables, satisfacciones, el único beneficio.


Una rola de La Vela Puerca, una rola que me anima, me gusta mucho la parte hablada de esta rola ¡¡hay que rolar las buenas rolas y las buenas ideas!!

lunes, 28 de febrero de 2011

Una sola palabra, hallada en la soledad de tu alma.
Una semilla que por si sola germina.
Un pensamiento toca puerto,
después de andar a la deriva.
Una chispa en la pólvora mojada,
un tizón en las cenizas.
La escarcha rezagada del deshielo,
la primera mariposa del incipiente verano.
El primer llanto, el último suspiro,
un pretexto nimio para sentarse a charlar,
hablar, sin pensar dejas salir las palabras.
Soliloquios mentales que dan escape,
fugarte fantaseando,
imaginar y sentir paz,
por unos momentos todo se va
y tú te vas con todo,
a ningún lugar,
donde todo cabe.
Pero te ahoga la comodidad
y vuelves a huir,
en busca de otra palabra,
novísimo secreto de la sabiduría,
magia para acercar la lejanía,
darle a la noche cesantía,
capturar al sol y prolongar un día,
andar más rápido que el tiempo,
convertido en luz violar la oscuridad,
en silencio volver a la orfandad,
sin nacimiento ni muerte,
no saber nada.
Pero, taimado viajero,
has guardado un recuerdo,
una melancólica tonada,
olor inolvidable de la infancia,
mapa roto de un laberinto,
que te retorna a la ignorancia,
a reintentar sin arrogancia,
mientras dioses y demonios,
discuten tu paradero,
simplemente vas de nuevo,
a inventar otro derrotero,
a ser extranjero en el universo.
Imaginándote.


No esperaba encontrarme estas fantásticas imágenes cuando estaba buscando esta canción de Silvio. Disfrútenlas.

viernes, 18 de febrero de 2011

Siento el peso de tu tibio cuerpo calentando el mío, tu lengua paseando entre el pecho y el cuello, tu boca atrapando mis labios en húmedo beso. Creo que sueño, pues sólo es aire lo que toca mi cuerpo, sudor de ansiedad y recuerdos lacrimosos la piel van cubriendo. Por eso aborrezco estar despierto, porque otra vez te pierdo. Entonces decido mantenerme dormido, admirar la cascada negra de tu cabello esparcida en mi lecho, arriesgarme a perder la templanza deleitándome en tus senos, extraviar mis dedos en la floresta de tu monte de Venus, mezclar mi saliva con el gusto salado de tu mar interno, rendir tu deseosa voluntad a la avaricia de mis manos, acoplarme contigo, lentamente, como manecillas marcando una hora perdida en la eternidad. Al momento en que moríamos juntos, desperté de nuevo. Un aroma perdurable, una palabra en el viento, un rostro en el reflejo, la semiinconsciencia no me deja esclarecer mis pensamientos, las sensaciones se vuelven tan vívidas, revuelvo las sabanas creyendo que te poseo y quisiera eternizar la alucinación para no ver otra vez al sol iluminando mi habitación en lugar de tu presencia.    

viernes, 4 de febrero de 2011

Oscuridad,
soledad,
la noche va dejando la ciudad,
se despide con frialdad,
un día menos de mocedad,
otro para enfrentar la realidad,
con emociones sin edad.
Encadenado,
aburrido,
a la rutina vuelvo urgido,
mientras estoy distraído,
descanso no pido;
el ocio,
del necio,
mal negocio.
Y de nuevo iré a luchar,
sin saber aprovechar,
negándome a escuchar.
Vacío,
hastío,
un recuerdo tardío,
me dice que nada es mío,
con amargura me rio,
a la prudencia desafío,
mas una inocente sonrisa,
que su llegada no avisa,
me guía bondadosa sin prisa.
El presente me tiene inerme,
en el pasado no quiero verme,
hacia el futuro intento moverme.
El instinto también se equivoca,
buscando ansioso se desboca.
Somnoliento,
hambriento,
reincido en el vano intento,
de sentir un deseo despierto.




miércoles, 2 de febrero de 2011

Cuando no ando en busca de elementos, en medio del camino, simplemente los encuentro, en algún momento son tan prolíferos que con ellos me tropiezo, pero los malgasto, los desdeño, más tarde los echo de menos; luego escasean por largo tiempo, entre sueños creo verlos, huyen mientras estoy despierto.
Mis ojos descomponen la vista en trastornadas visiones, cansados de ser obligados a capturar lo invisible. Quien dicta ha callado, le pedí algunas palabras, una sencilla idea, pero enmudeció y no tengo habilidad para interpretar sus señas, ha dejado mi mano inmóvil y a la imaginación estéril; le fastidió la ceguera mía, nunca logré leer en mi mente lo evidente, se cansó de mi sordera, no alcancé a escuchar lo que a gritos me decía. Se deshoja la frustración. Sigo esperando la lluvia, la luna llena, una voz en el cielo ó experimentar un déjà vu.
Hoy no vino, entonces sigo mi camino; dondequiera que yo vaya, dará conmigo.
No hace citas, ni acepta invitación, pero cuando llegue tendrá recepción.
No hay poesía en las horas de labor, a menos que seas espectador.
Estaba intentando escribir, mas no me llegó ni una insinuación, entonces me dejé llevar por la obstinación.
Ideas apareándose con palabras, endebles en tinta indeleble, intactas, no se retractan, se autorretratan, se reproducen en blancas horas hechas bolas. No afirmo sea poesía, sin duda es el recuento de mis utopías.
Si el grafito se borra, anula la cordura; la tinta mancha y cubre a la intuición insegura, porque de un momento a otro lo que consideraba genial se torna banal.

Otra mañana despertaré, ningún recuerdo del poema soñado, ni la certeza de saber lo que quiso decir.

domingo, 30 de enero de 2011

Vivimos en el mismo mundo, intuía tu presencia en momentos disímiles; ambos somos de eviterna e icástica estirpe. Estuvimos perdidos, sierpes errantes, escondiéndonos subterráneos, timoratos, todo postergábamos. Sobrevivimos por siglos, a pesar del egoísmo. Reminiscencias de arcaísmos preservaban el pesimismo, a costa de nosotros mismos. Abriéndose paso desde un sombrío agujero, vimos el alumbramiento de la voluntad; a partir de ese sentimiento oscuro, nos dio el primer impulso hacia el futuro. Dolía abandonar las costumbres, malas pero seguras, salir de la tibia pocilga, de golpe a la vida guiados por el instinto, sentimos ganas de andar. Dentro de un sólo envase, el bien y el mal, el miedo y la esperanza, la violencia y la conciencia, con afán de surcar la noche negra del pasado, sanear los vestigios que gritan y lloran desde lejos, hacerles su lugar en el recuerdo, para que no invadan el tiempo.
Un momento cualquiera, sin planearlo, resolvimos enderezar la cerviz, mirar de frente al sol, no nos deslumbró, osamos erguirnos, de arrojo armados. Dimos el primer paso, un tanto titubeante, el siguiente adquiriendo confianza, secuencia sencilla, sin agobiarnos. La ilusión se despertó hambrienta, levantándose de los tropiezos intacta, venciendo temores cíclicos. Luego hemos dado un salto, todavía sin descenso. El ayer quedo rezagado, ha dejado de pesar. Descubrimos las causas, de aquélla anterior condición, trabajo arduo. Hallamos un proceder casi perfecto, ilimitado. Muchos senderos por delante, escapan sus confines a la mirada. En el inalterable e ignoto acontecer de los misterios, sembramos con paciencia proyectos interminables, cosechando resignados en medio de la gran duda. Cuando es menester hacia atrás la vista volver, lo hacemos para observar, en algún punto del camino, la oscuridad de los extremos.



viernes, 21 de enero de 2011

Llegar llorando,
andar penando,
irse suspirando.
Sabor amargo,
camino largo,
sin embargo,
breve letargo.
Verse crecer,
intentar comprender,
poder aprender,
agregar saber,
poco placer,
mucho deber,
hasta desfallecer.
Si hay despertar,
volver a empezar.
Métodos varios,
desvarío diario.
Crear ilusión,
tener decepción.
Inmensa confianza,
albergando esperanza.

martes, 18 de enero de 2011

Soñé estar flotando en la perpetua nada, sólo era una alma extraviada, no recuerdo cómo es que miraba, sentía mi peso mecerse suavemente, en medio de algo quizás posado estaba, no puedo precisarlo, todo se hallaba en calma; una escisión imperceptible en la oscuridad absoluta dio paso a un pensamiento y de pronto el cero se puso en marcha.
Inmensa negrura, en dos se quebró, el día con la noche su danza inició.
Tierra y agua, abismo y montaña dándose distancia; una fantasía naciendo a la abundancia.
Seres increíbles la tierra poblaron, mi esencia amorfa en infinitas posibilidades se regocijó.
Millones de formas, vida recién creada. Nada malo en derredor.
Vi generarse el incomprensible proyecto de un creador, la existencia se expandió a su alrededor, producto espontáneo de una inagotable imaginación.
Único espectador del origen, sin derecho de elección, atónito ante el máximo pensador.
Aunque todo eso me hubiese heredado, seguramente sin motivo, también le habría rechazado.
De mi sueño desperté, humano, limitado, de dudas atiborrado, pero continúo extasiado, contradiciendo mis objeciones, buscando conclusiones, perpetuando ilusiones, soñando que vivo.


UNA GRAN ROLA DE EL GRAN SILENCIO.
¡¡PHERROOOOOOOOS!!

sábado, 15 de enero de 2011

Escribir es construir, despejar lo que se hallaba obstruido.
Levantar un castillo, convertirlo en laberinto, salir por una puerta secreta y regresar al vacío.
Partir de cero, atravesar el infinito, ascendiendo por un camino sin luces, un lance temerario contra el tiempo y los sentidos.
Andar entre tinieblas persiguiendo un destello, volver de años luz de distancia, ileso, de una expedición a nuevos universos.
Traspasar agujeros negros con el impulso del pensamiento, develar un secreto del que nadie tenía sospecha, fabricar nuevos misterios, plantar semillas etéreas e imperecederas; llenar un espacio con palabras, de lo vulgar a lo sublime, de lo trivial a lo fantástico, cursi e inconexo, una pretensión ambiciosa, un vicio obsesionante, una actividad tan vanamente genial.

domingo, 9 de enero de 2011

Con el semblante lívido,
dominado por la libido,
con el resto ha venido,
por la insistencia urgido,
lo que estaba dividido,
sorprendiendo al distraído,
que navegaba perdido,
en pensamiento aturdido,
se mantiene abstraído,
disfrutando lo vivido.
Concentrado en el ritual,
tan añejo y tan actual,
aprehendido sin manual,
llevarlo a cabo es usual,
pues no se agota el caudal.
Convertido en ejercicio,
persistiendo con oficio,
cualquier momento es propicio,
aunque no implica perjuicio,
tiene más cariz de vicio,
el deleite del novicio.

miércoles, 5 de enero de 2011

Tengo en el lado oscuro de la luna, sombras que temen a la aparición del sol.
Mantengo los sentidos aturdidos, casi al borde del horror.
Sostengo sobre pies cansados, un cuerpo en penosa oscilación.
Arrastro vergüenzas adheridas a cada paso que doy.
Esperanzas heridas, sueños absurdos, gritos abortados, deseos sin voluntad impidiendo un proyecto que morirá de longevidad.
Poseo pedazos de tiempo perdido en la nostalgia que baja como neblina, ratas rabiosas royendo la memoria y risas embrutecidas por un vino rancio.
Siento un hambre insaciable todo el día, he visto mi opaca mirada reflejada en el brillo casi muerto de otros ojos, perros tristes peleando por despojos, noches en las que llora el cielo sin consuelo, llora, lleno de melancolía hasta el mediodía.
El recuerdo de un calor ofusca la razón; nombres, aromas, canciones, palabras incineradas, imágenes borrosas apareciendo de madrugada, todo cayendo sin remedio al silencioso vacío. Paseo solitario flanqueado por fantasmas que parecen dirigirse vivazmente a algún lugar, mundos de todas las edades, chocan y se hacinan procurando indiferencia, diestramente se esquivan, un día voy a seguirlos, me da curiosidad la mueca de alegría en sus caras.
En ocio desperdicio momentos preciosos, cuando sea llamado a cuentas, cabizbajo, fingiendo pena, sentiré la tibieza del placer bueno y del malsano también, evocaré las horas más lúcidas, los trinos primorosos y prístinos que me despertaban cada mañana, el descubrimiento del amor, los deleites constantes del paladar, la satisfacción de engañar; intentaré hacer poesía con todo eso, mientras caigo sin remedio al silencioso vacío.
Únicamente tengo pensamientos, como buitres ansiosos, lobos hambrientos, ¿quién puede detener las olas en una noche de tempestad y hacer que rompan, olvidadas, donde nadie las oiga?


El "Rockdrigo" lo dice mejor.

domingo, 2 de enero de 2011

Una gota de agua que cae, recorre un camino de años, en ocasiones es casi absorbida por el terreno donde se desliza, a veces eligiendo se mueve a prisa, otras definiendo se mimetiza, no se reseca al calor ni se congela en el frío, aunque llegó con otras en alguna lluvia y está integrada a un caudal, es una gota singular, con la habilidad de trepar, virar, moverse por sí sola fuera de la riada, caminar algunos infiernos sin evaporarse, brota de la nada y cuando su recorrido se corta parece regresar a ella, vuela en alas ajenas, se arrastra sobre la Tierra dejando asombrosos rastros, también nefastos, de su presencia, aprende en el trayecto, persiste en el movimiento, una gota bien nutrida que puede brincar hasta las estrellas, la naturaleza es magnánima con su débil consistencia, una gota fluyendo detrás de otras y a la vez precursora, marcando senda para el paso de las venideras, se empareja, se mezcla, se divide, multiplicando posibilidades, enturbia y ensucia su esencia con total conciencia de su decadencia, una gota de características similares a las demás que han desaparecido y a las que llegarán, va dejando huellas, consumiéndose en los días después de nacida, alcanzando plenitud, tocando vicios y virtudes a cualquier edad, en la ruta de opuestos inseparables, una gota ignorante de su procedencia, buscando bienestar en la teología y la ciencia, protagonista de fabulosas aventuras e inverosímiles farsas, sedienta gota indómita, ambiciosa por necesidad y necedad, desconcertada por la magnitud de la soledad, capaz de crear y destruir por curiosidad, nunca acaba de empezar, una gota que en el polvo tendrá su futuro, sueña eternidades a pesar de augurios fatales, probablemente en conjunto no conozca final alguno, entonces puede ser que siempre se vea nacer lluvia y mares crecer.


Para empezar con algo bueno este dosmilonce, una rola de los carnales Uruguayos, La Vela Puerca.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Un día me enteré de que tú ya estabas antes de mi llegada, pero hemos crecido y cambiado juntos. Te he caminado, me has dado trabajo, te he visto convertirte en pocilga y en palacio, te vi ser rescatada de escombros, llorando ensangrentada, levantarte y seguir en marcha; te admiro luciendo tus galas en temporada, bailando veleidosa, en medio de ebrios temerarios con ánimo beligerante. Eres posada permanente de almas errantes, eres un mundo complejo, diverso y absurdo, todavía paraíso donde mueren y nacen ilusiones, eres también infierno de los inadaptados, pobres pecadores, transgresores de la norma. Tú prole se fue multiplicando sin control, reduciéndose el espacio entre tanta gente, con ruido ascendente, hacinamiento sin razonamiento, algunos colgados de tus faldas, otros arrancándolas, aquellos buscando protección, estos deseando mancillar tu esencia esperanza, caridad, prosperidad, dejarte, a ti sola, en la soledad del valle, hendir tus entrañas, contaminar tus aguas, cubrir tu original belleza con figuras casi perfectas de mármol blanco, abusar de tu pureza al punto de extinguirte. Habrá quien te defienda, armando alma y manos de violencia, clamando a los cielos la fuerza para resguardarte; habrá quien te robe, habrá quien te ofenda y mate la paz en las calles; habrá quien te de la espalda, te deje rota, hambrienta y enferma. Será ese tu destino o quizás explotes o te hundas para quitarte el mal que no pediste. Quisiera transformarte, quisiera dejarte, alejarme de ti sin voltear, llevarme de recuerdo el paisaje más bello, la imagen más pura que guardo de tu cuerpo contrahecho, de tus pasillos de cristal, de tus paseos arbolados, de tus polvorientos lagos intoxicados, del efervescente hormiguero matutino, de la jornada ininterrumpida que te mantiene con vida, sostén de todos los hogares que te habitan.
Regresaré a morirme en ti, porque de mi nacimiento no recuerdo nada y quiero que tú seas la última imagen poblando mi vista.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Hace frío, no río, tirito,
me ataca el prurito,
con afán de iniciar un desmán.
Tristeza, carestía y soledad
juntas van.
Sin ganancia real, trabajar,
a medias descansar;
anhelando completar los deseos,
el empeño de la rutina es reo.
Ensimismado en la fila no veo,
al alma domada perder su apogeo.
Jugar distraído, lograr el olvido,
dejar un momento, el necio pensamiento,
de protestar y ponerme violento.
De preferencia volver a la inocencia,
establecerme en la paciencia,
dotado de empírica conciencia,
renunciar a vivir con indiferencia,
estimando exactamente cada experiencia,
aprovecharlas en práctica y sapiencia.
Borrar el error,
vivir sin temor,
hay poco dolor,
al salir del sopor.
Me levanto y bajo mis pies
el mundo sigue rodando,
camino en sentido contrario,
una multitud de adversario,
¿quién anda al revés?

jueves, 23 de diciembre de 2010

Olvide olvidarte, dejarte sentada en esa banca del parque, caminar por las calles de nuestra vida juntos, sin recordarte. Despertarme a media noche y no sentirme perdido tratando de tocarte, levantarme a prisa para esperarte, prepararte el café caliente cada mañana, hacer continuas pausas en el camino para abrazarte e ilusionado con encontrarte después de la jornada, verte marcharte, mientras volteabas mandándome un beso que el viento siempre quería robarme. La canción de tus palabras, suena en los pasillos atestados de recuerdos abandonados, tus ademanes cuelgan en las paredes, ecos visuales de tu lejana presencia, Tú en todas partes.
Me acorde de que una vez en tu interior me había sentido y hoy esa sensación ya no la olvido. Mis manos aborrecían tu ropa, mientras nos envolvíamos en suspiros, reducíamos el espacio entre nuestros cuerpos estremeciéndonos en el silencio. Vives conmigo, en mí. Caminas alrededor, por dondequiera que volteo, en la figura de otras personas, en su risa, la charla, en la calma y la prisa de los compañeros de camino, te veo. No es necesario soñar para evocarte, atraerte, sentirte y tenerte presente hoy que estás ausente. Me acompañas mientras voy, al llegar y en el regreso. No te permito alejarte aunque tu recuerdo me deje desamparado. Te veo observarme, escuchas lo que de ti clamo en silencio, corro detrás del viento para alcanzarte, furtiva sombra.
Procuraré abandonarte en algún lugar, pero en mis pensamientos habré de conservarte.

domingo, 19 de diciembre de 2010

En un momento del que no existen pruebas, súbitamente algo nos unió, la fuerza del deseo nos llevo a un paréntesis de la eternidad, donde nos encontramos por primera ocasión. En la claridad de tus pupilas me pude mirar, mientras pendía como barro entre tus manos. Mas llegué a sentirme inmenso, a tu calor estrechado. Juntos, ahuyentando la oscura soledad de nuestros universos. Sentí tu corazón latir en mi pecho, me decías lo que pensaba yo, anticipándote a mis palabras. Flotábamos envueltos por la noche. Estuve en ti, un eterno instante, gozando la verdad de tu cariño. Aspiré el aroma inmaculado de tu desnudez, recorriendo la amplitud de tu regazo, nos recompenso el placer, renaciendo una y otra vez. Espontáneo surgimiento del entendimiento, mirando la quietud del tiempo, testigos fuera de este mundo nos vieron, apagaron luceros para no perturbar el silencioso movimiento, beso de dioses en el momento de nuestra pasión, creación de vida en el vacío, animada por el amor. Repentinamente siento frío, a la realidad despierta la tristeza, se origina el día más largo de mi vida, el mismo sol se levanta, no son tus ojos y yo tengo un vago recuerdo, en las manos rotas, en mi espíritu derrotado, del peso de tu ser. No estás, el tiempo se va. Fue pura invención de mi mente desesperada, sin intermedios, todo permanece en su lugar. Mis labios segregan hiel, añoran el sabor de la flor palpitante que atrapada en besos, se trocaba mariposa, revoloteando en la tibia humedad. No considero la muerte, tengo en mente volver a verte, nacer de tu aliento, hablarle de amor a tu boca, cuando vengas. Ejerzo el recuerdo y juego al prestidigitador con una parte muy sensible de mi cuerpo.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Yo amo la palabra.
Pan del alma.
No sólo la palabra amor.
Odio, también.
Se opone la palabra al horror del dolor.
Indudablemente me complico queriendo precisarlas.
Indefinibles emociones, habitan palabras ambiguas.


Perder palabras al tratar de atraparlas.
Amar las palabras, tener la calma para agarrarlas.
Pretender ver palabras en rostros de entrañas apagadas.
Me propongo entender los enseres que herede.


Amadas palabras, a veces amargas, parcas, jamás vanas.
Se meten en mentes rebeldes de seres vehementes.
Sólo los torvos no las abrazan, tontos, las apartan.
Viril, sin saña, infringir endebles leyes, armadas las almas, atadas a palabras, sacras, paganas.
Avasallarán las palabras a gentes de baja calaña, dementes herejes agachan la cara al ver pasar a la raza gallarda; ambos bandos harán honor a la palabra.
Gargantas amalgaman alabanzas, enternecen, aladas palabras les ven encenderse.
Elévense entes del éter, perseveren en el deber de crecer, per se.



Palabras de Silvio Rodríguez.

" El 15 de enero de 1970, todavía cerca de Lanzarote, a bordo del buque el "Océano", compuse primero "Palabras" y algo más tarde un exorcismo de la violencia llamado "El matador". Sólo nos faltaba recoger pescado del atunero "Alecrín", antes de poner proa a Cuba. Mi mejor amigo en el "Océano" era su contramaestre, Gregorio Ortega, alías "El Goyo", un hombre de muy buen corazón. Él fue el primero que escucho "Palabras", tributo a la sangre derramada y a los sueños postergados, nutrientes del hipotético día en que las guerras parecerán extrañas, a pesar de los fabricantes de promesas"


sábado, 11 de diciembre de 2010

Desorden, mente extraviada,
divagando en aislamiento.
Imágenes inexistentes,
de una vida intermitente.
Tiempo perdido vagando las horas,
encerrado.
Ocio, cuerpo desobediente,
voluntad incapaz.
Alternando entre el deseo
y la desidia.
Única constante:
la inconstancia, un día tal vez,
al otro probablemente no.
Coleccionando errores,
guareciéndome en temores,
montones de reproches,
en recuerdos acosadores.
Subir y llegar,
bajar sin desear regresar.
Estar impasible,
aunque imposible ser insensible.
Conceptos erróneos,
ideas descabelladas.
Soledad en medio de la solidaridad.
Sin perseverancia,
sumido en la vileza,
lleno de arrogancia,
carente de nobleza.
Eligiendo postración,
desechando comunicación,
generando aversión.
suprimiendo todo asomo de ilusión.
Aguardando hasta el hastío,
en un proceder negativo,
de nunca intentar,
sentirse perdido
y no buscar más.
Asusta arriesgar,
mejor esperar,
sin modificar.
Soñar,
tratando de provocar la chispa en mí.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Un poema de amor, con flores coloridas, dentro de un primoroso paisaje imaginado, el sol amarillo en plenitud, al cielo azul no le estorba ninguna nube, a la orilla del transparente lago una pareja camina desnuda, tomados de la mano, sobre la verde hierba empapada de rocío. El negro cabello de ella ondea al paso de la suave y fresca brisa, en sus pupilas color miel se pueden ver las cimas nevadas de una extensa cordillera que se pierde en lontananza, hasta confundirse sus reflejos argentados con las incandescentes cabezas de alfiler que tachonan la oscuridad sideral. Pero no permitas que tus ojos pierdan la perspectiva en dudosas esperanzas, mira bien quien camina junto a ella. Un poema de amor animado por los trazos de un pincel, cada color tiene vida propia, eternizada en tus fantasías. Aspiras el aroma de los colosales árboles que bordean el cristalino ojo de agua, te empapa la virtud de su pureza, arrebatado de pasión llegas al éxtasis en cada suspiro. Juventud y alegría se enlazan en una danza jubilosa; palpas la palpitación serena de este frenesí sensorial, trepando desde tus plantas se manifiesta la vida, eterna e incesante, colorida, fresca, benigna, nada más sabe nacer, reproducirse, crecer, volviéndose interminablemente plena. Colorida perfección, fragante armonía arroba tu respiración, inhalas la bondadosa alma vegetal; alucinaciones vitales se gestan en toda la extensión de la existencia, poderosamente se disemina la savia en infinitas formas, portentosas pero frágiles, acaparando tu asombro. Un poema de amor en el origen, un paraíso donde la noche no cae, mediodía sempiterno, ahí lo único que se siente correr es el viento. Ella y Tú, en medio de la naturaleza se sienten inmensos, solos en la pletórica eclosión de revelaciones fantásticas de vida, dentro del cuadro imperecedero, en un poema de amor.

martes, 30 de noviembre de 2010

La noche baja sobre ti acariciándote despacio, te cubre entera, escondiéndote de cualquier intención ajena, te aparta para ella sola. Hace que te pierdas a la proximidad de mis manos, te resguarda del instinto, me ciega, haciéndome tropezar en el camino a tu cuerpo, mientras aumenta el deseo. Pone a prueba la habilidad de mis pretensiones, te encierra en su silencio y me desafía a encontrarte en la mudez de sus aposentos. En las horas ciegas, tu respiración es la voz que busco para llegar a ti, pues eres invisible en el terreno donde la oscuridad te oculta, celando tu reposo. Pero mis celos animan las ganas y a tientas me acerco, sin desesperar recorro el camino que borró la noche. No quiero compartirte con las tinieblas, pienso cómo haré para apartarte de ellas cuando por fin nos reunamos, mas te sorprendo tratando de hallarme y entonces entiendo que la luz se ausentó de nuestro espacio para permitirnos ser sombras ávidas, en busca de una isla en éste mar de negrura. Ahora juntos, nos movemos sin complicaciones; simultánea cadencia, manos murmurando caricias, bocas sin palabras, piel en busca de piel, dos sombras empapadas fundiéndose en sensaciones, aprovechando que el vacio no tiene horizonte, con el potente palpitar de dos viscerales corazones, prolongamos el silente dominio de la indiscreta noche, que permite en su reino el estallido de soles.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Quisiera ser libre e ir a cualquier lugar, sin reparar en el esfuerzo, la distancia, indiferente a la soledad, viendo desde lo alto, exento de remordimientos, lo que dejo detrás. Ya sabes, como las aves. Mi valor se crezca ante la noche, los caminos ciegos se abran a mi paso, alejándome sin pena de lo bueno y lo malo, ni más rico, no más pobre que al dejar de desear, ha de ser mi fortuna poder llegar a cualquier lugar, carente de identidad, prejuicio o vanidad, desvergonzadamente pasar, sentirme a gusto al pasar, sentarme a degustar el ver pasar. Que todo siga yéndose aprisa y no me invada la irracional ansia de acelerar, olvidando lo elemental, empecinado en perseguir esas cosas imposibles de alcanzar. Quitarme el peso de querer tener, pero poder satisfacerme, retener sólo el aliento, la vista clara al hablar de lo que veo, hasta que mi cuerpo compruebe que aún en clima cálido, debajo la tierra es fría. Reír sin exagerar, no esconderme al llorar, disfrutar frugalmente hasta lo que consideraba trascendental, pues ninguna ambición se completa cuando la razón va repleta de impaciencia y desazón, se me amargaba el corazón, antaño, por la obsesión de lograr aparentar, pensaba que obtendría con la opulencia educación e inteligencia, paupérrimo atlas empeñado en avanzar sin decencia ni experiencia, sufriendo algunas vergüenzas por conducirme con soberbia, desdeñando las lecciones de templanza y humildad, que a pesar de mi insolencia, me dispensaron con amor, en la caprichosa infancia, entre familia y escuela.

Ausentarme sin avisar, las deudas saldar, el trabajo terminar, no portar corona ni arrastrar grillete, sólo de ida pagar el billete, espero que en cualquier sitio las bendiciones de mi Madre me alcancen y se revelen oportunamente los consejos de mi Padre; andar sin dudar por todas partes, aprendiendo nuevas artes, correr con los ríos, abandonarme en mares, extraviarme en ignotos parajes, parar sí es necesario las alas curar y nada añorar. Recordar que el lecho quedo preparado, por si un día el instinto decide el regreso al sagrado lar. Ya sabes, como las aves.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Y mientras tanto, transcurren los segundos, constante marcha, inasible elemento. Se suman formando días numerosos, incontables, perdidos unos, otros memorables, inolvidables; algunos gozosos, luminosos; tantos oscuros, parecen no haber sido vividos, están ahí inmóviles en las sombras de la negación, esperando el olvido, dan la impresión de querer borrarse, pero finalmente se han adicionado a la cuenta, como cualquiera de los demás que se han sucedido desde el principio. Los veo escaparse, todos juntos en muda procesión, a la región del recuerdo, han dejado su domicilio anotado en la memoria.


Algunos se extraviarán, camino a ese lugar, pero no se restan para restituirse en el futuro, son victimas del descuido al cambio de la inalterable sucesión de la luna y el sol, sin embargo sobreviven y saltan enérgicamente cuando un esfuerzo instantáneo los requiere. Lo que llamamos tiempo es estático, invisible, nosotros somos los que aparecemos, transitamos y después de una serie de eventos fortuitos o provocados, sin saber por qué, en un hecho irrepetible fuera de nuestro control, simplemente dejamos de ser y estar, en este sitio en el que todas las cosas, concretas y abstractas tienen nombre, se pueden situar, relacionar, con nosotros o entre si.


Ecos de imágenes, sonidos con forma, palabras parlantes, pensamientos que viven sin tiempo, tiempo que se desgrana donde nadie pretende sentirlo, se desangra en si mismo, vive de lo no vivido y del olvido. Presente descollando en lugares indefinibles, deshabitado, pero no por ser inhabitable, solo está porque es inimaginable. Explosiones silenciosas, se disocian, multiplicándose inconscientemente en un orden sin control. Se esfuman, es más duradera en las cimas la bruma. Es posible su modificación antes de la concepción, influirlas de albedrío domesticado, corregir el total fragmentándolo, un detalle alterado que no cambia visiblemente el resultado. No me refiero a la genética, es dialéctica. Difícil encontrar simetría en la biología, es cuestión de geometría. Navegantes de ensueños, se sumergen en profundas simas de boyas luminosas, sin explicaciones precisas de astronomía, navegan en istmos extensos, usando elementos diversos que parecen inconexos, mas entrañablemente vigentes desde los huesos hasta los besos, presuntamente generados en los sesos. Y ya inventado el método para registrar los sucesos, cada indefectible evento tiene su lugar y momento.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Azul desesperado, detrás de un gris plomizo; amarillo reluciente, reprimido, sintiéndose tibio. Verde cubierto por vital transparencia de lagunas polvorientas. Humo subiendo desde el negro sucio piso. Colores en pugna, atenuados por neblina, sofocados por la polución. Olorosos colores sueltan su alma al viento, aletean avivando los sentidos, vuelan hasta desvanecerse. Los colores florecen, clímax incontenible de alegres visiones, natural orden luciendo perfección. Sedosos colores, acarician sensaciones, pintan sonrisas en medio de la prisa, tapizando artificiales prados, pequeños ejércitos de color, haciendo frente al hastío del monótono ir y venir, multitudinaria presencia de matices. Los colores respetan el tiempo de la noche, se mecen delicadamente en espera de la luz, bajo el manto de la víspera. Resisten los colores al moroso otoño, bebiendo rocío, algunos solitarios adornan un estropeado sendero, viejo y olvidado, son como faros, su fulgor perenne contrarresta los embates, en el turbio movimiento de la vida citadina. La savia no reverdece de las secas entrañas del asfalto, se marchitan los colores, algunos deshojados, pisoteados en grasiento lodo perecen. Semillas que brotarán en increíbles colores, silvestre espectro terrestre, anáfora germinal sobrevive al hurto que le ha hecho la ciudad; en los lugares más imposibles se abre paso la naturaleza, planta rebeldes colores, en inverosímiles formas crecen. La vista no discrimina, en la breve paz de la contemplación, sin excitación, se embriaga con lo que Madre Tierra produce para su delectación.