Mañana tras mañana desde que llegó, llanto
tempranero despierta al hogar.
El viejo patio siente las nuevas pisadas, llano de
cemento, excelente terreno para hacer los primeros descubrimientos.
La esperanza crece, con ojos nublados, manos
torpes y piernas débiles, pero con un cerebro despierto, bien abierto a la alegría y al conocimiento. Es necesario
intervenirlo, para ajustarle la mira, tal vez eso corrija su indeciso, pero
risueño andar, sus intentos imprecisos de manipular. Lo que tenga arreglo, se
remediará.
Con balbuceos y señas, hace al mundo girar en
torno a él, pequeño tirano, grita y varios pares de manos solícitas lo
atienden. Ni una palabra todavía, sólo su risa alegra las comidas, plato
principal de la cotidiana reunión familiar, esperando oírlo hablar. Atención y
mucha paciencia, alguna vez será la primera. Quizás algunos ángeles tardan más
en olvidar las lecciones de vuelo y el divino silencio.
La familia es la mejor tierra, para practicar los
pasos, ser escuchados y empezar el camino, aún con desventajas; estas pueden
ser un buen impulso, aunque la inocencia se pierda en el transcurso, en todo
caminito, nos acompañamos, cada mano tiene parte en la labor. Dormido en mi
hombro, me da un poquito de paz.
En el mundo hay tanta indolencia, la infancia pasa
tan aprisa; quisiera poder dibujarme fácilmente una sonrisa, en mi rostro de
persona triste y con prisa.
12 comentarios:
xhaludos esele pherro!
Qué bueno, que descripción de sentidos: se hay calor en el escrito. También alegría y paz, a tu forma y con tus palabras.
Un ángel dormido en tu hombro: que despierte tu propio niño dormido, que en algún lugar lo tenés. Seguro.
Hasta el fondo del blog ha aclarado la tonalidad.
Gracias por este pedazo de prosa, como siempre se ve que la vivís a pleno.
Un abrazo.
Daniel.
Amigo Pherro, dulce imagen la que nos traes hoy con tus palabras, ¿que seria de la humanidad sin esos ángeles?.
Saludos Amigo y por aquí nos leemos
Yo quiero que al angelito que va a llegar le dure su inocencia tanto tiempo pero sin dejar de aprender, ¿Podrá ser posible? No sé.
Un abrazo, reparador para que puedas dibujarte más fácilmente.
Hermoso escrito, muy sentido!
La sonrisa de un niño es contagiosa y su abrazo inocente poco a poco sanará las tristezas de tu alma...
Un abrazo
Comparto tus deseos Pherro, que bueno sería que la infancia demorara más.
A los tiranos son a los que el pueblo quiere más, o por lo menos a los que les alaban con más hipocresía.
Tengo 43, amigo.
Abrazos.
Tu texto es hermoso, pero me preocupa lo autobiografico.
Un dia te dije que un alma como la tuya no merece estar triste y lo sigo pensando
Saludos, mi buen Comandante Xhabyra.
Sí, Crónicas, ojala despierte pronto.
Dulce vida con los tiernos tiranos, Inma.
Sí puede ser, a pesar de la vida real, Malque.
Mis trazos son imprecisos, pero seguiré tratando, Claudia.
El alma no está triste, Maribe, es el envase el que se va acabando.
¿Qué será lo mejor, si los niños son crueles y los adultos son crueles con conciencia, Antony?
Es una etapa nada más, Araña.
Saludos, gracias por venir a leer y comentar. Cuídense, que estén muy bien, luego nos leemos.
Bueno, los niños son crueles en su inocencia, bien lo dices.
Saludos.
Es un bonito post, rematas muy bien, aunque eso de persona triste no te lo deseo.
Un abrazo.
Quizás lo aprendemos, Antony. ¿O ya lo traemos?
Bonito es quien me lo inspiró. Yo tampoco lo deseo, pero ya me lo creo.
Salu-dos, gracias por leer y comentar. Cuídense, que estén muy bien y les vaya de lo mejor, luego nos leemos.
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