Cuando todo parece marchar sobre ruedas, en medio del tumulto naciente, sordo y sórdido, cuando la silenciosa soledad del amanecer es la más fiel y placentera compañera, surge súbitamente un inconveniente, verdaderamente detestable, desestabilizando la débil alegría, nublando el primitivo entendimiento, estalla ruidosamente hasta vaciar esos aires de débil arrogancia.
Pero el instinto no sabe de límites, puede seguir al sol si necesita luz o encuentra un camino cuando debe seguir andando.
Se va la noche, lentamente, a dormir al otro lado del mundo, la claridad a cada segundo le va ganando terreno, bien sabido es que el giro no se detiene.
Dentro del enorme giro inicio la media vuelta, sonriendo y entusiasmado, a ratos también maldigo, pero me animo aunque cueste trabajo, aligera la carga pensar que de regreso será cuesta abajo. Voy conociendo el camino, luego lo olvido confundido por el ruido en el circuito ininterrumpido, motores, ladridos, gritos perdidos nutriendo el sonido.
Pero no todos los giros menores comienzan temprano; en la espero dormito pensando que todo es en vano. Mientras tanto el vigilante es hostil con el visitante desafortunado que pisa su cubil.
Después de varias vueltas, la rotación reintegra a la acción al engrane viejo y desdentado, el menos buscado; vuelve urgido al punto de partida.
Pocas ganas y menos tiempo le restan, para revolverse entre lo que queda.
Luego de varios pequeños ciclos fallidos, la suerte le muestra, otra vez, la misma cara de la moneda.
Pero el instinto no sabe de límites, puede seguir al sol si necesita luz o encuentra un camino cuando debe seguir andando.
Se va la noche, lentamente, a dormir al otro lado del mundo, la claridad a cada segundo le va ganando terreno, bien sabido es que el giro no se detiene.
Dentro del enorme giro inicio la media vuelta, sonriendo y entusiasmado, a ratos también maldigo, pero me animo aunque cueste trabajo, aligera la carga pensar que de regreso será cuesta abajo. Voy conociendo el camino, luego lo olvido confundido por el ruido en el circuito ininterrumpido, motores, ladridos, gritos perdidos nutriendo el sonido.
Pero no todos los giros menores comienzan temprano; en la espero dormito pensando que todo es en vano. Mientras tanto el vigilante es hostil con el visitante desafortunado que pisa su cubil.
Después de varias vueltas, la rotación reintegra a la acción al engrane viejo y desdentado, el menos buscado; vuelve urgido al punto de partida.
Pocas ganas y menos tiempo le restan, para revolverse entre lo que queda.
Luego de varios pequeños ciclos fallidos, la suerte le muestra, otra vez, la misma cara de la moneda.
20 comentarios:
Eso de estar siempre estable, creo que ha de ser aburrido. La única estabilidad buena, es la económica.
A veces es bueno dejar que las cosas agarren rumbo por sí solas.
Querido Pherro:
Estabilidad???, no hay al 100%, adrenalina, esa si.
Besos.
Pinche rutina, no te dejes morder por ella Pherro, de cuando en cuando mándala a volar.
;)
Nada en la vida es fácil, ni toda felicidad es duradera, siempre existen tropiezos, amigo Pherro, pero en la forma como tu expresas los escollos los hacer ver llevaderos.
"Pherro, el poeta del volante."
Abrazos.
La rutina puede ser agobiante...
Un beso
Hola Pherro:
Efectivamente, la rutina mata.
Es una cuestión del ser:
a los niños les gusta la repetición, a los adultos la novedad.
La rutina diaria es el chaleco de fuerza que nos pone la vida.
("La noche se va a dormir a otro lado", es fantástica esa oración).
Cuidate amigo.
Daniel.
Sabido es que cuando la rutina la tienes aprendida viene un giro que te hace cambiarla, hay ocasiones que esa rutina tarda casi una vida pero si dejas que permanezca PHERRITO entonces no estás vivo sólo vegetas en el mundo.
No tengo mas que decir, la malquerida tiene tanta verdad en su comentario
Una despersonalizacion ni elegida!
El instinto no sabe de limites, hasta que se los imponen.
...capicce?
2046
Odiosa rutina!
Siempre se hace odiar...
eso si a veces te falta y la extrañas.
Somos raros los humanos
Los cambios siempre desestabilizan un poco o un mucho y las consecuencias a veces nos vienen del derecho y otras de reves, pero lo importante es que en cualquier caso siempre, siempre, nos hagan crecer un poquito más.
Besos
Hola Amigo Pherro, escapando precisamente de la rutina he pasado 10 fantásticos días de vacaciones en los que he accedido poco a la red, ver las noticias y poco mas.
Los cambios a veces son buenos y nos dan fuerzas para seguir.
Salidos amigo Pherro, por aquí nos leemos.
Pues tendrá que ser prueba y error, prueba y error, y aprender a disfrutar cuando la rueda de la fortuna este arriba y aprender a fajarse el cinturón cuando las vacas esten flacas, al final así es la vida. Beso!
uno nunca esta conforme con nada y cuando llega a tener lo que quiere se da cuenta que no es lo que necesita o no es lo mas importante los seres humanos somos raros!
Besos
Las cosas siempre andan bien, nosotros somos los que las torcemos, Carnal.
Un poco de las dos sería la mezcla perfecta, Alas Errabundas.
No se deja mandar la muy pinche, RoS.
Pues no queda más que afrontarlos o se queda unos en ellos, Antony.
La más de las veces lo es, Maribe.
Un chaleco de fuerza, porque a veces nos desquicia, Crónicas.
La vida es rutina de principio a fin, lo importante es saber sobrellevarla, Malque.
Muy bien, Ser Supremo.
El instinto es libre, nada se le impone, ni el mismo. No capicce Champy.
Sin esas rarezas, seríamos más rutinarios todavía, Petardo.
Si no crecer, por lo menos salir de ellas lo mejor librados, Rosa.
Pues muy bien por ti, Inma, es necesarios un descanso, para el cuerpo y la mente; los cambiios son inevitables, imprevistos a veces, no queda más que superarlos.
Pues si, Hermosa, aprender a aguantar y seguir, hasta que se acaben las vueltas.
Es la busqueda y la insatisfacción; inseparables, Pequeñita.
Gracias por sus comentarios, un gran gusto leerlos por aquí; eso nunca será una rutina, siempre será un placer.
Cuídense, que estén muy bien y les vaya de lo mejor, luego nos leemos.
Nada como la mágica calma de un amanecer para reflexionar sobre la vida y sus giros imprevistos.
Eso de comentar la última se está convirtiendo en una mala costumbre, cuando llego aquí, me encuentro que ya te han cubierto de merecidos elogios y me lo ponen, muy, pero que muy difícil.
Mi eterna admiración Pherro
Te dejo un abrazo perro PHERRO.
Nada de elogios, basta y sobra con que estés aquí Marisa.
Te agradezco que saques unos minutos de tu ajetreada jornada para dejarme unas palabras.
Cuídate, luego nos leemos.
Gracias Malque; abrazo para ti también.
Ya había contestado a tu comentario Marisa, pero se borró durante el mantenimiento de blogger.
Decía que nada de elogíos, lo importante es que me regales tus palabras, nunca es tarde, mientras pueda leerlas.
Cuídate, que estés muy bien, luego nos leemos.
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